La decisión se asemeja a la tomada en 1972 por ciertos estados de Estados Unidos; en ese entonces la silla estuvo “suspendida” sólo por cuatro años. Esta vez pareciera ser para siempre.
De todos modos, a pesar de que la decisión parece positiva, en realidad en Estados Unidos más de la mitad de la población concuerda con que la pena de muerte se siga aplicando, como de hecho se hace en 36 de los 50 estados, y todavía en algunos rige la opción de elegir a la silla eléctrica como vía de muerte, la decisión debería ser tomada por los mismos condenados.
Quizás con el tiempo terminen humanizándose del todo, ¿quién sabe?
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