En los boliches de Buenos Aires está creciendo una tendencia mediante la cual un hombre comparte a su mujer con otros hombres. Similiar a las parejas swingers, sólo que la idea es sumar cuantos hombres sea posible, o acepte la mujer.
A pesar de que suene a un descontrol absoluto, el método tiene sus códigos, no se pueden ingerir drogas y el exceso de alcohol está controlado, a la vez que el marido es quien termina eligiendo a los “contendientes”. También se intentan mantener las relaciones a salvo de insistencias, o sea, si la mujer dice que no, el hombre debe retirarse.
Un hombre llamado Rubén, dueño de un club donde esta práctica es usual, reconoce con entusiasmo que su mujer batió el récord de haber estado con 23 hombres en una misma noche. Pavada de récord.
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