"Dios, Jesús y Mahoma se enfrentan en la web" (28-1-8)



Dios, Jesús, Mahoma, Ganesha y Buda, en dos versiones diferentes, son los protagonistas de un juego llamado Faith Fighter, Luchador de la Fe en castellano.
El juego consiste en elegir la religión de cada uno mediante la designación del Dios correspondiente y a partir de ahí se producen encarnizados enfrentamientos contra los máximos exponentes de las otras creencias. A pesar de que los productores de este juego aseguraron que su intención no es fomentar la violencia entre religiones, en las instrucciones se les dice a los usuarios que elijan su Dios y descarguen toda su intolerancia al tiempo que aseguran que el odio religioso nunca había sido tan divertido.
Los fanáticos encontraron un lugar para expresar su intolerancia…. “Religioso, esto es para vos!”

Crédito Sexual (28-1-8)



Los avances tecnológicos parecen no tener límites e Internet es pionera en facilitar las comunicaciones. Los celulares también siguen aumentando su influencia a un ritmo vertiginoso y son justamente estas dos variantes las que se conjugaron para armar un cóctel explosivo.
Según un estudio publicado en Portugal, chicas menores de ese país, la tendencia se está dando en todo el Globo, ofrecen sexo cibernético a cambio de una recarga en el crédito de sus teléfonos celulares. El modo de operar es simple, la chica se ofrece mediante el chat ante un desconocido a hacerle un strip tease o incluso a autosatisfacerse sexualmente delante de su cámara web, pero antes de comenzar con lo prometido demandan que cierta cantidad de dinero les sea acreditada en la cuenta de sus teléfonos celulares. Una vez corroborada la carga, comienza el show y así, a cambio de unos 10 Euros aproximadamente, cientos de chicas de hasta 14 años tienen crédito para seguir mandándose mensajes de texto.

"El enano gigante" (28-1-8)



A comienzos del Siglo XIX, en la ciudad de Graz, Austria, Adam Rainer era una de las tantas personas que padecían de Enanismo pituitario, tenía 21 años y medía sólo 1.18 mts. Hasta ahí su historia se asemejaba a la de cualquier otra persona con la misma enfermedad, pero a partir de esa edad hubo un cambio en su cuerpo y comenzó a crecer descontroladamente, a un promedio de ocho centímetros anuales, llegando así a medir a los 32 años 2.18 mts.
El abrupto cambio en su cuerpo obligó a Adam Rainer a pasar los últimos años de su vida postrado en una cama, ya que el crecimiento no se detuvo, y el 4 de marzo de 1950, el día de su muerte, su altura ya era de 2.34 metros. El fenómeno que padeció Adam Rainer es todavía hoy objeto de estudio, pero la falta de datos precisos hace que el diagnóstico siga siendo un misterio.