Una Universidad de Indonesia descubrió que los macacos, una especia muy singular de monos, también “pagan” por sexo. El método de pago ejercido por los machos es el de despiojar a las hembras a cambio de favores sexuales. Las hembras se ven especialmente motivadas al acto sexual tras ser despiojadas, y su frecuencia sexual al recibir este favor aumenta en más de un 100%, y eso que en general no es para nada baja, en promedio se aparean 1.5 veces por hora, y al ser despiojadas esa frecuencia aumenta a 3.5. El precio, que sería el tiempo destinado al “despioje”, disminuye al aumentar la oferta de hembras, es decir, si hay muchas hembras en el lugar, con sólo 8 minutos despiojándola, el macho ya se asegura el favor sexual, en cambio si la hembra está sola, requiere al menos del doble de tiempo.
Estos particulares monos ya habían demostrado tener habilidad para realizar sumas y para reconocer caras, y las hembras gozan de orgasmos mediante la excitación del clítoris.
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